Prenda Certificada

a) El color negro o gris perla negra (en hilo metálico), representan la oscuridad y la noche, asociado al inframundo, a la renovación y a la fertilidad, relacionada con el agua de las lluvias obscuras (nocturnas) que están vinculadas a la agricultura.

b) El color plata (en hilo metálico), por su brillo, está asociado con la Luna, que simboliza la fertilidad y se relaciona con la mayoría de las diosas. La Luna, al brillar por la noche se relaciona estrechamente con la tierra y el inframundo, que es simbólicamente, el lugar donde germinan las plantas. Los 29 días de un ciclo lunar son asociados con los ciclos femeninos y la conexión al número nueve ya que son 9 ciclos lunares para la gestación en el vientre materno, por esta razón es la diosa de las “parteras” así como también son nueve son los señores de la noche.

c) El color rojo, guinda o rojo multitono, tenía diversos significados en la cultura maya. representaba la vida y la sangre, la energía vital y la pasión. Además, estaba relacionado con el sol y el fuego, símbolos de poder y fuerza. También el rojo podía representar al sur, vinculado al mundo subterráneo y la muerte.

d) El Colibrí. En esta prenda, se ha bordado un ave de gran importancia en la cultura maya y en general para las culturas prehispánicas ya que tiene un profundo simbolismo: El Colibrí o “huitzitzilin” para los antiguos pueblos mayas, se representaba en contextos de sacrificios humanos. Se cree que los mayas lo consideraban una manifestación del sol en la tierra y la encarnación de las almas de los guerreros muertos en sacrificios. Los colibríes eran vistos como mensajeros entre el mundo terrenal y el espiritual, capaces de llevar pensamientos y deseos humanos a los reinos celestiales. Su habilidad para volar largas distancias y moverse rápidamente en diversas direcciones los convertía en símbolos de conexión entre diferentes planos de existencia.

e) La Flor de cuatro pétalos: como parte integral de la cosmovisión prehispánica donde todo estar estrechamente relacionado, la flor de cuatro pétalos es un elemento que se encuentra en una gran cantidad de representaciones y simboliza la dualidades más importantes como lo natural y lo sobrenatural, la vida, la muerte, la creación y la guerra, el cielo y la tierra ya que esta estrechamente ligada al sol, era también un signo calendárico que acompañaba al hombre desde su concepción hasta su entierro.

f) La Gran Cruz: está sobrepuesta en una plataforma cuadrangular entrelazada. Esta figura representa la “arqueoastronomía” de los mayas y su conocimiento de las estrellas y las matemáticas aplicadas en sus pirámides, templos y edificios. Las pirámides eran consideradas como estructuras que conectaban los diferentes niveles del cosmos maya: el mundo terrenal, el mundo celestial y el inframundo. La pirámide representaba una especie de eje que unía estos tres planos de existencia. También, las pirámides estaban vinculadas a los ciclos astronómicos, como el ciclo del sol. Algunas pirámides y estructuras estaban alineadas de manera que capturaban el sol durante momentos específicos del año, como los equinoccios de primavera y otoño en Chichén Itzá y el descenso de Kukulcán o la serpiente emplumada, Dios del viento y la sabiduría, que durante los equinoccios descendía del cielo y entraba al mundo terrenal a través de la pirámide para dirigirse al inframundo. Del centro del diseño emergen una serie de cruces más pequeñas que representan el calendario y el tiempo. También, la cruz se considera como el punto de unión entre el mundo de los humanos y los dioses, con los vivos y los antepasados muertos que habitan el inframundo.

g) El símbolo de las “bandas cruzadas” o “De los cuatro movimientos del Sol” representa a “Ollin” o también llamado “Naolin” (el Sol actual). Este es uno de los símbolos del Sol, deidad predominantemente guerrera y con muchas connotaciones e historias. Se dice que desde el amanecer hasta su punto más alto se hacía acompañar por las almas de los guerreros muertos en combate. Al llegar al Cenit, cambiaba su guardia, ahora para hacerse acompañar por las mujeres guerreras muertas en las batallas del parto. Junto con ellas llegaba al horizonte hasta su ocaso donde entraba a una cueva infinita y profunda, visualizada como la fauces de una gran serpiente que lo tragaba en el occidente. En su camino por el inframundo, libraba grandes batallas contra los astros y los señores de la noche. Mientras tanto, en el mundo terrenal, reinaba la oscuridad representada por el jaguar de piel moteada, visualizado como el cielo estrellado. Al amanecer emergía victorioso para empezar nuevamente con el ciclo.