Prenda Certificada

La guayabera que tienes en tus manos llava por nombre PALADIUM.  Está concebida con una serie de 3 conjuntos de alforzas asimétricas, una de cada lado de la prenda que le otorgan la modernidad y el estilo.

Las líneas de alforzado, que son los pliegues de costura vertical que le dan su esencia a la guayabera, han sido diseñadas inspirados en el número “0” el cual representa el inicio y fin de todo ciclo. El Cero es la gran aportación al conocimiento  matemático de los astrónomos mayas.  Es símbolo del tiempo,  tanto el fin como un nuevo comienzo. La cosmovisión del mundo maya es heliocéntrica y gira siempre alrededor del sol, abarcando todas sus dualidades: Día – Noche, Vida – Muerte, etc.

En el centro de la guayabera se pueden apreciar dos alforzas centrales grandes que representan el cenit, el punto más alto del sol durante el día. Los 3 grupos de alforzas de cada lado  simbolizan los 3 niveles de la visión antigua. El primero: El cielo con la bóveda celeste con el sol y los demás astros, puerta de entrada a la tierra de Kukulcán, la serpiente emplumada maya. El segundo:  el mundo terrenal, el de los hombres. Y el tercer nivel: El inframundo, donde los dioses de la obscuridad habitan.

Durante su camino hacia el nuevo día, pasando por los 3 niveles, el sol lucha contra dioses y estrellas de la noche, mientras en el mundo terrenal reina el gran jaguar negro, de piel estrellada como el cielo nocturno.

En total, tenemos 9 grupos de alforzas, 6 en la parte del frente y 3 en la parte de la espalda. En la cosmología maya, todo está interrelacionado. El inframundo, conocido como Xibalbá, está compuesto por 9 niveles, y son 9 los señores de la noche que lo gobiernan. También hay 9 plataformas o terrazas en la pirámide de Chichén Itzá, las cuales simbolizan la conexión entre cada uno de los niveles que recorre el dios Kukulcán, por medio del sol desde el cielo hasta entrar en la boca del cenote sagrado, esta es la entrada al inframundo. Esta ceremonia solar sagrada para los mayas, ocurre durante los equinoccios de primavera y otoño el 20 marzo y el 20 de septiembre de cada año.